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En los años cuarenta, Cuto fue el héroe de todos los muchachos de la primera posguerra española: un poderoso ensueño de aventura, viajes, descaro, acción a destajo y mucho atrevimiento, viñeta tras viñeta. En el semanario Chicos, Cuto era el chico del momento en pandilla con sus lectores. Cuto corre, Cuto nada, Cuto conduce cochazos, Cuto pilota aviones al ritmo que le dio un joven e inspiradísimo Jesús Blasco (Los guerrilleros) de poco más de veinte años.
Con Cuto, el genial dibujante se hizo espacio en la revista con un auténtico alarde de recursos, una dinámica exhibición de atrevidos planos y perspectivas. El pequeño policía, ¡Sin rumbo...!, Cuto deportista, El mundo perdido, El secuestro y El pájaro azul fueron sus primeras aventuras.