La emperatriz abandonada Nº 8 (de 9)

«ASÍ COMO YO NO SOY LA MISMA QUE ANTES, ÉL TAMPOCO LO ES».

Después de seis años luchando, Tia finalmente se convierte en caballero y deja a todos boquiabiertos, incluido el príncipe heredero, al realizar el “juramento de sangre” durante su ceremonia de investidura. Las súplicas de Ruve, confesando que solo la necesita a ella, le da a Tia un breve respiro de consuelo. No obstante, Tia está decidida a sacar a la luz las conspiraciones que rodean a Ruve, Ji-eun y a ella misma, tanto en sus vidas anteriores como en esta. Después de luchar sin descanso como pionera de su propio destino, ¿cómo se desarrollará el desenlace de esta segunda vida que Tia ha esculpido con tanto esfuerzo?

“¿NO PODRÍAS VERME SIMPLEMENTE COMO SOY?”

El príncipe heredero Ruveliss rechaza públicamente elegir a la princesa menor para proteger a Tia. Mientras tanto, Allendis y Tia sufren por sus sentimientos encontrados, pero frente a la crisis de la joven, Allendis toma una decisión inesperada. Mientras tanto, llega la noticia de que una chica de “cabello negro” ha aparecido en el imperio antes de lo esperado… La rueda de la fortuna que parecía apuntar hacia un nuevo destino, vuelve a girar en su dirección original...

Pese a las intrigas palaciegas que intentan sustituirla como futura emperatriz, Tia no pierde el sueño porque sabe que, en cuanto llegue la verdadera niña de la profecía, Ruve escogerá a su esposa predestinada y ella será libre para elegir su destino. Pero su nuevo presente es tan distinto de su terrible pasado que empieza a dudar…

El príncipe heredero Ruve regresa tras completar su misión de inspeccionar la frontera. Desde la distancia, en un jardín desierto, se repiten los encuentros con Tia y el miedo que sentía hacia él se convierte poco a poco en otro sentimiento. El marqués mantiene en secreto el aniversario de la muerte de su esposa, y Tia se da cuenta de que Ruve sabe más sobre su madre que ella…

Tia pasa días de tranquilidad en la finca familiar, hasta que un día recibe una noticia que la deja atónita: Ruve vendrá a visitarla. Ruve insta a Tia, que se niega a ser su prometida, a que acepte su «destino» como emperatriz. Durante esa visita, Tia recuerda al cruel emperador y vuelve a hundirse. Ruve está confundido. Allendis está en crisis. Carsein se enfrenta a un cambio. ¡Y Tia se enfrenta a un nuevo desafío!