Moriarty el patriota Nº 10

NO SOY CAPAZ DE LAVAR MIS MANOS DE LA SANGRE ESCARLATA CON LAS QUE LAS HA TEÑIDO…

¡La verdadera identidad del Señor del Crimen es William James Moriarty!

El asesinato de Milverton a manos de Sherlock ha desencadenado que la impactante noticia corra como la pólvora sacudiendo al Imperio Británico. ¡¿Qué harán mientras tanto Lewis y los demás con respecto a William, que es quien piensa cargar con toda la culpa sobre sus espaldas…?!

EL CRUEL REY DE LOS CHANTAJISTAS SE RÍE DE LAS DESGRACIAS DE LAS PERSONAS…

El responsable del plan para hacerse con el secreto de Mary y hacer que se rompa su matrimonio con John no era otro que Milverton, el rey de los chantajistas. Sherlock toma entonces la decisión de enfrentarse directamente a Milverton para así salvar a John y a los demás de ese modus operandi suyo tan cobarde, que consiste en hacer caer en la desgracia a la gente inocente únicamente por el mero hecho de regocijarse de ello.

Mary, la prometida de John, trae consigo varios misterios de lo más enigmáticos: la desaparición de su padre cuando ella era muy joven, las perlas que recibe como regalo cada año y, por último, el más novedoso: la carta de un remitente desconocido que desea tener una reunión con ella… ¡¿Se atreverá Sherlock a adentrarse en los “misterios” de Mary teniendo en cuenta los imborrables sentimientos de incomodidad que siente hacia ella?!

El responsable del caso de Jack el Destripador no es otro que Milverton, el magnate de los medios del Imperio Británico. El mismo que, desde aquel incidente, no ha dejado de vigilar a William y de investigar todo lo que le rodea hasta el punto de haber encontrado algo relacionado con un juicio en el que un cierto niño de los suburbios llevó a un noble ante los tribunales. Ahora, esos registros del pasado de William y Lewis disiparán todas las dudas …

UN ASESINO ARROJA LUZ SOBRE LAS SOMBRAS DE LA CORRUPCIÓN EN SCOTLAND YARD…

William se enfrenta a los falsos imitadores de Jack el Destripador y, finalmente, empieza la hora del juicio… Sherlock llega a la conclusión de que el causante de este caso no es otro que el señor del crimen, justo cuando Scotland Yard anuncia la detención de “Jack el Destripador”… ¡a pesar de que se suponía que esa persona no existía!