Rurouni Kenshin Nº 12 (de 14)

Faltan nueve días para la gran batalla... Enishi prepara algo grande, y ya nada volverá a ser lo mismo... Kenshin y los suyos aprovechan para descansar tras haber vencido a Makoto Sishio en una lucha en la que hicieron falta la máxima expresión de las habilidades del Battosâi. Llega el momento y los primeros en atacar son los esbirros de Enishi y sus temibles armas mejoradas.

En Sapporo, Saitô y Nagakura consiguen acabar con el comandante de la Kenkaku Heiki, Futatsu Hyôbe, responsable del asesinato de múltiples altos cargos del gobierno. Mientras, Kenshin recibe la visita del ministro de interior, Aritomo Yamagata, quien le cuenta que ha mandado a un doble suyo para que interrogue a Itekura. Alterado por lo que cree que es una acción temeraria, Kenshin parte de inmediato hacia la fortaleza de Goryôkaku.

En este volumen podremosprofundizar un poco más en el protagonista de la serie. Kenshin rememora sus tiempos de juventud en Kioto cuando aun portaba una espada de filo normal y segaba vidas a diestro y siniestro. En esa espiral de locura y muerte, un muy diferente Kenshin se nos muestra en contraposición con su presente actual, en el cual, pese a seguir luchando por lo que cree que es justo, se niega a quitar ninguna vida por más que la situación le ponga entre la katana y la pared...

¡Continúa el brutal enfrentamiento entre Shishio y Kenshin! El guerrero samurái portador de la espada de filo invertido utiliza todo su letal arsenal de técnicas para intentar vencer a su monstruoso rival, pero ¿será suficiente? Cuando la batalla parece que se decanta por uno de los dos contendientes, nuevas técnicas espectaculares chocan entre sí. Un acontecimiento inesperado precipitará el fin de la lucha…

Ha llegado el momento de las chicas. Kaoru y Misao toman el relevo en la batalla cuando Yahiko, agotado, les dice: “¡Sólo quedan dos!” y luego se retira agotado. Su rival será nada menos que Kamatari de la “Gran Guadaña”, miembro de los Diez Espadas, una rival muy por encima del nivel de un espadachín del montón...